lunes, 24 de septiembre de 2012

Los cochinos de los girasoles

De nuevo la suerte me sonrie abatiendo este precioso animal en los sufridos girasoles, que con honor sufren cada noche la perdida de compañeros. Es una tensión constante, estar en silencio en completa oscuridad y escuchar a un jabalí sobre las 12 de la noche venir cortando girasoles, como el niño que esta abriendo caramelos. Es cierto que hay muchas formas de cazar, pero si hay alguna que te pone,el corazón en un puño y te hace sentir los latidos del corazón en la misma boca, esa es la espera a jabalíes, jadeas se pura tensión, intentas aguantar la respiración para que no te oiga el jabalí, ya que tu mismo te alarmas del ruido que hace tu respiración. Cada vez que voy de espera y vuelvo a tener la misma situación de disparo, osea el lance final, me ocurre lo mismo. Por eso me gusta tanto esta forma de dar caza al jabalí. Ni que decir tiene que luego después del lance, si no sabes realmente si ha caído, hasta localizarlo, se te hace un mundo, ahora llevo una nueva compañera que ella lo localiza y es una ventaja el saber que si esta vivo todavía Linda lo ladra y te pones en guardia para el remate final. Esto no se paga con dinero. Eso si siempre en finca abierta, saber que vas a tener un lance si o si para nada tiene de bonito, ni mágico. UN saludo. José Antonio Rodríguez García.

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